sábado, enero 21, 2006

Cyberactivismo, gobierno electrónico y participación ciudadana

Cyberactivismo, gobierno electrónico y participación ciudadana

22 de enero de 2006

¿En qué medida sirve el activismo a través de Internet?

La pregunta se centra en diagnosticar una consecuencia de la globalización: la disponibilidad de las TICs para vertebrar con ellas amplios movimientos de conciencia a nivel mundial.

Pero el punto medular está en la potencialidad que se ofrece a la sociedad para articular mediante la Internet, los blogs y el chat, movimientos coordinados tendientes a jaquear el poder del sistema económico y político mundial, que se caracteriza por la hegemonía de las gigantescas corporaciones multinacionales y el liderazgo y concentración de la generación del conocimiento.

Si la comunidad internacional, que se ha dado en denominar sociedad civil, pudiera actuar como contrapeso del poder corporativo, habría posibilidades de lograr condiciones algo más equitativas en el fenómeno global. Profundizar la democracia participativa, centralista y cupular, es un objetivo ciudadano que se puede facilitar en la medida que se puede fiscalizar desde la comunidad organizada los actos públicos y privados.

El estado es débil frente a la influencia del mundo corporativo y permeable a las acciones de corrupción, a la presión soterrada de mafias que tejen redes fácticas de profundo alcance. Sólo con la comunidad en alerta permanente se podría evitar que las instituciones sean socavadas y, en tal sentido, el rol del cyberactivismo sería precisamente coordinar redes de solidaridad y colaboración para denunciar cualquier acto que lesione el bien común. En la sociedad mediática, los mercados son sensibles a la información que se les haga conocer. Los mercados somos todas las personas que en el rol de consumidores o usuarios debemos funcionar adquiriendo bienes o servicios. Así también, una buena campaña de boicot o repudio a un producto contaminante o a una decisión política autoritaria que perjudique los intereses generales o que avale corrupciones, puede ser el eficaz instrumento para desalentar el secretismo y promover una efectiva transparencia.

Sin embargo, veo que un grave problema interfiere para crear redes de activismo ciudadano y es la tendencia a la dispersión anárquica de las energías, donde la multitud de propuestas diversas conviertan un movimiento ciudadano en real caos, ininteligible. Por lo tanto, el cyberactivismo no debe ser en sí mismo un objetivo, sino mantenerse como un instrumento asequible, que debe usarse con mesura, para que no se desgaste ni pierda credibilidad. si anduviéramos corriendo tras campañas que se convierten en molestos spam, la herramienta se agota. Creo que las organizaciones ciudadanas no deben inundar de comunicados que nadie lee, la red y saber cuando amerita organizar una campaña y concentrar las energías en ella.

Hasta ahora, en nuestro país, nos han querido vender una participación a medias, controlada políticamente, normalmente apenas informativa. El activismo ciudadano puede exigir que el sistema político vaya abriendo canales permanentes para la expresión de la gente y sus organizaciones sociales y eso sería un buen contenido aglutinador para poder articular cooperación horizontal ciudadana, sin que nadie quiera robarse la película y manteniendo un respeto mutuo en la diversidad de visiones.

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