Reproducimos Artículo de interés para nuestra ciudad.
Revista Electrónica del Departamento de Urbanismo
Facultad de Arquitectura | Universidad de Chile
Fundada en 1999
Los conventillos de Valparaíso, 1880-1920: Percepción de barrios y viviendas marginales
5. Percepción o imaginario de los barrios pobres
Había conventillos en todas las ciudades grandes en tiempos de la Cuestión Social, como Santiago, Antofagasta, Valparaíso y Concepción. En todas ellas el concepto y el contenido eran los mismos. La vida en la pobreza y en comunidad eran parecidas en todas partes, aunque la geografía modificara la construcción, porque paredes y techos variaban entre ciudades, la pileta de agua de Santiago y Antofagasta era reemplazada por la vertiente de la quebrada o la cañería en Valparaíso, y la acequia o canal en el centro del patio era propio de los conventillos de la capital, pero inexistente en el Puerto.
Sin embargo, todos merecían los mismos juicios: insalubres y miserables, así como idéntico reproche a la vida inmoral y a los excesos de sus habitantes. En el imaginario nacional, los conventillos eran pequeñas "Sodoma y Gomorra". En Valparaíso se los asociaba principalmente con los cerros, las quebradas, y lugares inaccesibles, a pesar de estar distribuidos por toda la ciudad, y se les describía construidos con cualquier tipo de material y generalmente identificados con la ropa tendida visible desde el plan, o por sus banderas blancas que testimoniaban cuarentena cuando las epidemias atacaban a la ciudad. En los conventillos de cerro se creía se originaban las pestes(17) .
Era la percepción general -aunque no la real-, porque el imaginario siempre situó la pobreza en lo alto, identificando indistintamente toda habitación ligera con la palabra conventillo. Era un modo de concebir a Valparaíso, porque las ciudades siempre se han percibido parceladas de ese modo, es decir, por barrios que sugieren imágenes negativas que permanecen a lo largo del tiempo con su significado original, como ocurre con el barrio Mapocho en Santiago, cargado mentalmente de una connotación de censura, tal como antes lo fue La Chimba. En Valparaíso, los sectores de cerros y quebradas permanecen en el imaginario como conceptos casi sinónimos de márgenes, suburbios, linderos o extramuros de la ciudad o "plan". Por eso se asocia a los conventillos con los cerros, aunque el mayor número de aquellos estaba en El Almendral. Los cerros eran visibles desde el plan, por lo que sus conventillos no pasaban desapercibidos, como sí ocurría más frecuentemente en Santiago. Sólo el porteño podía tener a la vista toda la ciudad como quien mira desde el escenario al anfiteatro, y en este caso, todo el paisaje urbano en altura, es decir, lo que identificaba con la pobreza y la marginalidad, o barrios de "la gente mala", como decía Joaquín Edwards Bello.
En el imaginario porteño había una ciudad-plan y una ciudad-cerro, cada una dotada de atributos distintos y hasta opuestos. La imagen generalizada era de ciudad alta, pobre y sucia, y ciudad baja, decente y limpia. Edwards Bello da su visión de Valparaíso en el año 1865, cuando el proceso inmigratorio era aún lento y la ciudad no estaba todavía completamente sobre saturada.
Dice que la "población de los cerros hace un contraste violento con la del plan o parte baja... Arriba está la plebe; abajo, las autoridades, los comerciantes, la alta sociedad. Generalmente son extranjeros los que empujan al cerro a los antiguos y auténticos habitantes de la caleta, que en la conquista se llamó Quintil. La ola europea, triunfante, va repeliendo hasta las quebradas pobres a los residuos o sobrevivientes de changos, mulatos y mestizos. El plan es la ley de Darwin. Hacia arriba va la ola medio derrotada comiendo pescado seco y cebolla"(18) .
La misma visión de "separación residencial" confirmaba el diario La Unión en 1914, cuando "la parte plana de Valparaíso está ya totalmente ocupada, de modo que forzosamente la población tendrá que extenderse hacia los cerros"(19). La pobreza estaba arriba. Si el pobre quería permanecer en la ciudad debía encumbrarse a las alturas bajo la atenta mirada de las autoridades y la clase alta de la sociedad, que coincidían con Edwards Bello en ver en la pobreza la causa de todos los males sociales.
Refiriéndose a la ciudad de los cerros, la prensa generalizaba cuando decía que los cerros eran de conventillos, queriendo significar pobreza y habitaciones ligeras amontonadas, es decir, una zona de tugurios(20). El Mercurio afirmaba en 1907 que "la población entera desde Portales a Playa Ancha está infestado de conventillos"(21), que el cerro Barón era "un solo e inmenso conventillo" y que todos tenían la característica común de las partes altas, o sea, "surcado de calles torcidas y desviadas en los infinitos vericuetos, sin dirección fija alguna"(22). Porque estas viviendas populares no se edificaban, sino que, para la opinión pública -y los pobres de la ciudad estaban excluidos de ella- se diseminaban, cual plaga que se propaga infestándolo todo, según los conceptos que se repiten en la prensa. Se forjó una representación mental, en que se tenía a la ciudad parcelada en "zonas decentes" y "zonas miserables", míseras de habitaciones y de gentes, o como dice Subercaseaux, barrios "acomodados y criollos" y barrios "populares"(23).
Edwards Bello, al referirse a los cerros dice que arriba "hierve la gente maleante" y la califica de "carne de saqueo y revuelta", mientras el "plan", según él, pertenecía al "blanco", gente honrada, trabajadora y católica que, como la resaca que viene del mar, empujó al criollo expulsándolo del centro, "como expulsa la ola al cuerpo muerto". En 1906 decía que el cerro "es el socialismo vivo de Valparaíso con su larga bandera roja de tierra, de arcilla"(24). Edwards Bello observa dos dimensiones de una misma ciudad, ambas a la vista, con sus figuras contrapuestas. Por su parte, Benjamín Subercaseaux habla del "abajo" y el "arriba" como el leitmotiv de Valparaíso(25) .
El porteño hacía una distinción entre el plan y el cerro, lo que quiere decir que "los grupos sociales han asignado valores simbólicos positivos o negativos con respecto al conjunto de la ciudad"(26), que en este caso eran dimensionamientos culturales o sociales basados más en prejuicios que en las características reales que presentaban los distintos sectores urbanos. Esto es lo que se ha llamado "marco mental", que le otorga al plan la condición de "blanco" y ciudad, y a los cerros, la condición de "oscuro" y margen. El cerro representaba un área homogénea y formada por diferentes accidentes topográficos con nombres propios, como por ejemplo, Placeres, Barón, Cordillera, que eran denominaciones que resultaban adjetivas, porque conformaban un "todo" cerro, o área "decadente" respecto de un "plan" o área "preferente". Sin embargo, decir simplemente cerro no era lo mismo que decir "cerro Alegre", porque a pesar de estar en altura éste era heterogéneo respecto de los demás cerros y homogéneo respecto del plan, y cuando Albert Davin se refiere a sus casas y a sus habitaciones, los asocia con el "sweet home" de los ingleses del Támesis o del Spree(27) .
Los cerros criollos constituían un gran barrio compenetrado con el grupo humano que los habita, porque en el imaginario, el plan es "blanco" y el cerro es mestizo e indio. Esta afirmación es un estereotipo, y como tal, parece inmutable, regular y permanente(28), porque la imagen se estabiliza en la psiquis y se hace duradera. Imágenes y estereotipos se "fijan" en la mentalidad(29) que es colectiva y que es producto, como dice Paul Veyne, no sólo del hecho "de que varios individuos piensen lo mismo", sino que, "este pensamiento, en cada uno de ellos, está, de diversas formas, marcado por el hecho de que los demás lo piensen también"(30). El imaginario se retroalimenta con la complicidad. Al centrar nuestra atención en una "representación mental" ingresamos al campo de la "imagen colectiva" que nos da cuenta de cómo "los actores percibieron lo que hicieron; de qué manera entendieron su mundo, y cómo esa preocupación influyó sobre sus comportamientos, ya estimulándolos, ya inhibiéndolos"(31) , dice Sergio Ortega.
La imagen que surge de la frase "cerros de conventillos" se repite a través del tiempo, porque "en la mayoría de los casos no vemos primero para luego definir, sino definimos primero y luego miramos"(31). Los habitantes de Valparaíso -y de cualquier otra ciudad constituida por barrios heterogéneos- eligieron aquello que ya estaba definido para ellos en el mundo urbano porteño, y tendieron a percibir lo que ya había sido estereotipado, es decir, cerro y plan. Por lo tanto, se adoptaron los esquemas mentales que se resisten al cambio y el concepto "cerro" fue inseparable de la pobreza, y ésta a la imagen de conventillo en cuanto a que éste concepto o imagen terminó por imponerse hasta identificar a todo barrio pobre, más allá de que fueran efectivamente sectores de conventillos.
El estereotipo se fabrica desde la perspectiva de la cultura en que el individuo está inmerso(33), es decir, es un tópico que valía tanto para el del plan o "gente de abajo", como para el del cerro o "gente de arriba". Y si el conventillo era asociado a la idea de epidemias, pobreza y delincuencia, todos los sectores pobres también lo eran. Por eso, aunque no sea real, el concepto conventillo es el que sintetiza las zonas "miserables" o "decadentes" de la ciudad, que el imaginario ubica en los cerros de Valparaíso.
Este imaginario se representaba también el plan, pero con sutiles diferencias entre el Puerto y el Almendral, porque a pesar de constituir éste último la mayor porción de la parte baja, era también suburbio o margen, sobre todo antes del terremoto de 1906. La distinta percepción se advierte en que se habla de "plan" y de Almendral como dos realidades urbanas distintas en una época en que el Almendral era caracterizado por la existencia de conventillos y por ser zona de anegamientos y barro, es decir, suciedad y desorden, aunque no era cerro, ni tenía el significado de las partes altas. Las palabras "plan", "Almendral", "cerros" evocan cada una de ellas una realidad particular, una jerarquía en el orden urbano, un tipo de habitante, una aceptación o rechazo, un prejuicio. La frase "sector de conventillos" alude a la ciudad del "otro", los porteños que Harry Olds llama "indios" y mestizos, y que Edwards Bello designa como criollos de los cerros que siempre están al acecho para "merendarse el plan", porque la ciudad del "otro" se supone hostil.
Edwards dice que en una ocasión vio a uno de estos hombres que bajó al plan a una asomada y cayó muerto en la refriega. Lo describe así: "era un muchachón de esos que llamamos con justicia rotos, porque van hechos una compasión mostrando las carnes por cualquier parte del cuerpo; había bajado al río revuelto desde su cerro; no tenía nada que perder... Por entre los andrajos divisábase su carne oscura con verdaderas costras de mugre seca, mugre antigua, el sudor amasado con caspa desde que nació; su boca estaba abierta mostrando todo el cinismo interior; era la última cara que guardaba el roto para el banquillo... Desde su cabeza colgaba una cosa viscosa y blanca con vetas rojizas; era el cerebro, era lo que había pensado, la parte humana que había hecho sonreír a este desgraciado... Quizá si hasta amó alguna vez..."(34) . El literato no dice si el infortunado vivía en un conventillo, rancho o tugurio, pero eso no importa, porque el imaginario situaba allí a la "gente mala", como él mismo dice.
Notas
(17) | Sobre los males de la pobreza ver a: LORENZO, Santiago, "Vida y problemas urbanos", en: LORENZO, Santiago; HARRIS, Gilberto; VÁSQUEZ, Nelson, Vida, costumbres y espíritu empresarial de los porteños. Valparaíso en el siglo XIX. Valparaíso, Instituto de Historia, Universidad Católica de Valparaíso, Serie Monografías Históricas Nº11, Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2000; URBINA BURGOS, Rodolfo, Valparaíso, Auge y Ocaso del Viejo "Pancho". 1830-1930, Valparaíso, Editorial Puntángeles, 1999; FIGARI, Mª Teresa. "Insalubridad y pobreza en Valparaíso. 1850 a 1930", en: Intus Legere, Nº 3, Santiago, 2000; FLORES, Sergio, "Factores que determinan la salud pública en Valparaíso (1854-1904)", en: Revista de Ciencias Sociales, Nº31, Universidad de Valparaíso, Valparaíso, 1987. |
(18) | EDWARDS BELLO, Joaquín, El bombardeo de Valparaíso y su época, en: Calderón, Alfonso, Memorial de Valparaíso, Op. Cit., pág. 264. |
(19) | La Unión de Valparaíso, 14 de enero de 1912. |
(20) | Tugurio se define como "vivienda infrahumana, insuficiente en cuanto espacio e iluminación natural, aireación, asoleamiento; generalmente construida de materiales deleznables y/o desecho, con ausencia de tecnología, y habitada en condiciones de hacinamiento". BODINI CRUZ-CARRERA, Hugo, Geografía de Chile, Tomo X, Geografía Urbana, Santiago, Instituto Geográfico Militar, 1985, pág. 220. |
(21) | El Mercurio de Valparaíso, 7 de abril de 1907. |
(22) | Idem. |
(23) | SUBERCASEAUX, Benjamín, Op. Cit., pág. 118. |
(24) | EDWARDS BELLO, Joaquín, "Valparaíso ayer y hoy" (de "Crónicas. Valparaíso-Madrid, 1924"), en: Calderón, Alfonso. Memorial de Valparaíso. Op. Cit., pág. 372. |
(25) | SUBERCASEAUX, Benjamín, Op. Cit., pág. 125 |
(26) | BODINI CRUZ-CARRERA, Hugo, Op. Cit., pág. 210. |
(27) | DAVIN, Albert, Chile y Perú en tiempos de la Guerra del Pacífico, traducción y notas de Fernando Casanueva Valencia, presentación de Leopoldo Castedo, Santiago, Editorial Planeta, 1992, pág. 129. |
(28) | Ver a DE CASTRO, Constancio, La geografía en la vida cotidiana: de los mapas cognitivos al prejuicio regional, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1997, pág. 152. |
(29) | De entre las muchas definiciones de Mentalidad, nos quedamos con la formulada por Nilda Guglielmi, porque la perfila como constituida "por las ideas, opiniones, creencias, que integran el patrimonio de todos, ideas que han pedido su racionalidad, operan, actúan. Son el conjunto de 'ideas corrientes', de ideas operativas, que funcionan efectivamente en una sociedad, que no han sido nunca expuestas se manera expresa y sistemática". GUGLIELMI, Nilda, Marginalidad en la Edad Media, Buenos Aires, Editorial Biblos, 1998 (1ª Edición Eudeba, 1996), pág. 13. |
(30) | VEYNE, Paul, "La historia conceptualizante", en: LE GOFF, Jacques; NORA, Pierre, Hacer la Historia, Barcelona, Editorial Laia, 1985 (1ª Edición, París, 1974), pág. 91. |
(31) | ORTEGA NORIEGA, Sergio, "Introducción a la Historia de las Mentalidades", en: VV. AA, El historiador frente a la Historia. Corrientes historiográficas actuales, México, Universidad Autónoma de México, 1992, pág. 89. |
(32) | DE CASTRO, Constancio. Op. Cit., pág. 153, citando a LIPPMAN, W. Public Opinion, Harcourt Brace Jovanovitch, 1922. |
(33) | Idem, pág. 153. |
(34) | EDWARDS BELLO, Joaquín, "Valparaíso ayer y hoy" (de "Crónicas. Valparaíso-Madrid, 1924"), en: Calderón, Alfonso, Memorial de Valparaíso, Op. Cit., pág. 377. |
1 comentario:
me interesa conocer mas sobre los conventillos en especial los que se encontraban en el almendral, seria posible que me contestaran.
gracias
mi correo es mariajesuss@gmail.com
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