El Mostrador
17 de Abril de 2008
17 de Abril de 2008
Análisis: Zaldívar y Flores destituyeron a Provoste
Políticamente el caso tiene una importancia bastante menor. Es netamente atribuible a una impericia del propio Ejecutivo, y su resultado no trae nada nuevo al escenario político. En pocos meses será más bien un hecho anecdótico acerca de la disciplina concertacionista con el Gobierno en un tema que, en estricto rigor y en privado, muchos de sus miembros consideran tiene mérito jurídico.
Lo que sí es notorio es la vaciedad doctrinaria, política y jurídica de los discursos que rodearon la acusación, la pirotecnia mediática de la ministra, y el hecho de que una institución central de un sistema político moderno, como es el control político, quedó mayoritariamente librada a un manoseo insustancial por parte de acusadores y acusados.
El escenario político sigue igual al de marzo de este año. Los senadores Zaldívar y Flores se fueron de la Concertación criticando la “ideología de la corrupción” y la “incompetencia política” del conglomerado. ¿Alguien esperaba de verdad que votarían a favor de Provoste? Se puede estar en desacuerdo con ellos pero nadie puede negar que han tenido consecuencia con sus posturas del año pasado. Por lo mismo, tenía poco sentido ir a pedirles que votaran por el Gobierno.
Con los senadores Cantero y Bianchi también existía algo parecido, a menos que se pensara que pudiera comprarse su conciencia o voluntad política con algunos millones en obras para sus regiones. Lo que, por lo demás, habría hablado mal del gobierno pues hubiera mostrado una faceta negra que felizmente no ha alcanzado del todo a nuestro país. Y sobre todo, ¿con qué objeto? ¿Acaso salvando a la ministra se acaba el desorden en Educación?
Más bien, queda la sensación de que ambos grandes bloques, Concertación y Alianza, están a merced de unos pocos votos y que, tal como ocurrió en la elección de autoridades para el Parlamento en el mes de marzo, ambas están empatadas y a la espera de las elecciones municipales para clarificarse un poco. Decir que se ha iniciado el desalojo o entender lo ocurrido como una gran victoria o una amenaza a la democracia, carece de sentido.
Aunque el escenario legislativo no cambió sustantivamente, existe un detalle que conviene subrayar. Los argumentos esgrimidos y la composición de escena acercaron el tema peligrosamente al centro mismo del Ejecutivo, esto es, a la Presidenta de la República.
Ello se vio incentivado por la estrategia “de bloque” del Gobierno, y su insistencia por presentar un caso de control político (al menos opinable o dudoso) como un acto de ingobernabilidad inducido por la oposición. Y como no hubo realmente debate, ni jurídico ni técnico, en torno al significado del control político que se estaba ejerciendo, tampoco convence ahora el tono de corrido mexicano adoptado por el Gobierno para encarar la derrota. Recuperar el sentido original del presidencialismo, como señaló la Presidenta el miércoles en la noche, puede leerse como una aceptación de responsabilidad directa por todo lo que ocurre en el país, lo que está fuera de toda consideración.
Las nociones de acusación política y responsabilidad política, propias de una democracia con ética de la responsabilidad, tiene requisitos objetivos de mérito jurídico para poder ser invocada. Pero una vez aprobada, lo que ocurre en nuestro caso en la Cámara de Diputados, se transforma, en quienes deben juzgar, en un hecho subjetivo o de conciencia, es decir, político. Y para que a La Moneda le quede claro, si es que no se ha dado cuenta, tal hecho apunta al órgano, esto es al gobierno, y no al caso concreto.
De ahí que una reflexión como la manifestada por la Presidenta puede inducir a conclusiones más amplias, muchas de ellas no pensadas e indeseables. Más aún, si a todas luces, parte del problema es la ausencia de una Constitución Política con mayor coherencia en sus instituciones.
Por ello conviene bajar la estridencia y evitar una escalada de simples apreciaciones, muchas sin fundamento alguno, que lesione la convivencia nacional. Existe una sabia reflexión política sobre el país que es necesario tener presente: en Chile las crisis políticas son preferentemente institucionales antes que sociales.
El bochorno de Curepto
Como un mentís a todo lo obrado por el gobierno y la Concertación frente a la acusación constitucional, se conoció la bochornosa inauguración del Hospital de Curepto, Región del Maule, el 29 de febrero pasado. En el más clásico estilo del bestiario político del subdesarrollo, un grupo de funcionarios inescrupulosos e irresponsables montaron un acto que tuvo desde enfermos falsos hasta camas prestadas. Todo, con la presencia sonriente de la Presidenta de la República acompañada por el alcalde de la localidad, diputados, autoridades del Ministerio de Salud y…gente de la zona. Naturalmente, en vivo y en directo mediante la TV.
Nadie sabe quién es el responsable directo, aunque unos y otros se echan la culpa. Desde el equipo de avanzada presidencial que tiene La Moneda, pasando por su pauta de prensa, los que cuentan los minutos en la TV y los metros de cintas cortadas, los del Ministerio de Salud, hasta los renunciados o despedidos intendente y director de Salud regional. También los que acarrearon las camas prestadas, los que se acostaron para actuar de enfermos, el que subió la foto de los notables a las páginas web del municipio.
Tal sainete tuvo el efecto demoledor de un tsunami. Fuera de dejar sin pega a unos cuantos, demolió ante la ciudadanía los efectos mediáticos y políticos de un moderno hospital y una enorme inversión en salud. Y los transformó en un escarnio y una burla, y posiblemente en una falta administrativa, porque hasta ahora no funciona.
Si usted lo hubiera visto en la serie de TVN Sucupira se habría reído por el absurdo. Pues bien, ahora se puede reír y también morir de rabia porque ocurrió en la realidad.
Subcontratistas otra vez
El día de ayer volvió el encono social del tema de los subcontratistas de Codelco. Durante el día paralizaron Andina y El Salvador, y hubo disturbios serios en Rancagua y en los accesos a El Teniente.
Cristian Cuevas, líder máximo de los subcontratistas, anunció nuevas movilizaciones para esta semana, y eventualmente un paro nacional indefinido, exigiendo al Gobierno que se paguen los compromisos adoptados hace ocho meses por la minera estatal.
Lo más probable es que el proceso se endurezca en los próximos días, ya que el Ejecutivo afirma que la empresa está al día en sus compromisos, mientras los trabajadores sostienen que no se han pagado varios de los bonos, entre ellos el de educación.
Por su parte, el vicepresidente ejecutivo de Codelco declaró haber tomado todos los resguardos legales para asegurar un normal funcionamiento de la empresa.
Movimiento de convergencia ciudadana en defensa de la cultura y la identidad de los espacios locales.
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